SANTO DOMINGO. Fue también una tarde de noviembre, como diría la poetiza…Hace ya 32 años cuando abatido por un perdigón, que le rozó los músculos del corazón, cayo Nicolás, en la rotonda que existía en la avenida Correa y Cidrón con La Avenida Alma Mater. Se suponía que él no debía estar ahí en ese lugar, ni a esa hora del 26 de noviembre de 1982… era viernes y estaba enfermo y el descanso era la prioridad.
Pero la tarde era anormal en la universidad Autónoma de Santo Domingo, donde jornadas de luchas se escenificaban en el campus universitario. La policía arremetió de manera brutal contra los manifestantes estudiantiles disparando su lanza bombas y sus escopetas de cartuchos contenedores de perdigones.
Nicolás Valerio, era de Dajabón, específicamente de Partido, un municipio de esta provincia fronteriza. Vino a la capital y se matriculó en la carrera de licenciatura en historia de la Facultad de Humanidades. Ya casi culminaba su carrera cuando lo sorprendió la muerte.
En el reposo de su habitación en el ensanche La Paz, se enteró Nicolás que los estudiantes de la UASD estaban siendo reprimidos por la policía antimotines, Los cascos negros…y abandonó el reposo, su conciencia de militante del Frente Estudiantil Flavio Suero (FEFLAS), le reclamaba su presencia en el lugar de la protesta y hacia allá se dirigió, con el ánimo menguado por la enfermedad pero atizado por el deber de solidarizarse con sus compañeros con los que compartía responsabilidades de militancia política. Acudió resuelto, identificado con los propósitos de la jornada de lucha a la cita con la muerte, en la rotonda que ya no existe.
Nicolás Valerio fue una expresión genuina de un hijo humilde del pueblo, que acude a la universidad cargado de sueños y propósitos nobles, truncados por el impacto de una munición asesina. Una víctima de una expresión de la barbarie… no se combate con balas una manifestación de estudiantes…de estudiantes verdaderos, que respondían eventualmente, de una manera ingenua, con una piedra. Una lucha desigual: balas contra piedras.
Hace ya 31 años de la desaparición física de un gran ser humano.
Una semana después del hecho, la revista Ahora traía en su portada una foto de Nicolás tendido sin vida sobre una camilla de hospital, con el torso descubierto, los ojos semicerrados…y un titular que dice: A quien culpar de esa muerte?
La muerte en ese instante, se llevó a Nicolás y ya no se podía hacer nada…olvidarlo hoy, es como si lo volviéramos a matar…No lo olvidemos!
Nicolás Valerio ¡Presente!

*Secretario general del Partido Comunista del Trabajo (PCT). Artículo publicado en la página de Facebook del autor.
tomado del 

EL DESAHOGO DOMINICANO


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