Por: Ángel María De León.

Después de transcurrir 59 años de Ajusticiado físicamente el Dictador más sanguinario y cruel que conocen los pueblos de América Latina y la República Dominicana, Rafael L. Trujillo Molina, el 30 de mayo de 1961. Ejecutada esta acción por un grupo de Hombres patriotas que decidieron entrar por la puerta ancha de la historia y casarse con la gloria: Juan Tomás Díaz, Antonio de la Maza, Amado García Guerrero, Antonio Imbert Barrera, Luis Amiama Tió, Tunti Cáceres, Roberto Pastoriza, Pedro Livio Cedeño, Salvador Estrella Sadhalá, Huáscar Tejeda Pimentel y Modesto Díaz. Aún persiste la superestructura que fundamentó esa tiranía: instituciones e ideas dominantes en el imaginario popular.

Rafael Trujillo, se entronizó en el poder amparado en condiciones que fueron creadas por la intervención Militar Norteamericana del año 1916 al 1924. Los intelectuales y profesionales a su servicio crearon un sistema de vida y costumbres alrededor de la figura del Tirano que aún guardando la distancia se mantiene. Por donde quiera aparece un trujillito. Es una cultura, un estilo Autocrático, Tiránico, excluyente, vertical de dirigir el Estado y las instituciones para beneficio de un circulo impenetrable, en lo social, económico, político de una élite de poder.

El mito de trujillo y una especie de neo-trujillismo se mantiene latente en ciertos segmentos de la sociedad dominicana producto de la naturaleza caudillista y autocrática que arrastra el Estado dominicano desde su fundación en el 1844.

El dictador Trujillo, llegó al poder en el año 1930, utilizando bandas criminales paramilitares como la 42 y la 44, integradas por militares activos y civiles delincuentes de la peor ralea, asesinos sin escrúpulos a quienes sacaban de las cárceles, los usaban en la comisión de crímenes atroces como el acontecido a Virgilio Martínez Reina y su esposa embarazada, el día 6 de Junio de 1930 en San José de las Matas, ex funcionario del gobierno del general Horacio Vásquez, para sembrar el terror. Y luego estos delincuentes eran eliminados por las huestes del mismo Trujillo, para no dejar rastros.

Trujillo, también utilizaba esos crímenes espeluznantes para sacar de circulación a funcionarios de su régimen que caían en desgracia, como en el caso citado de Virgilio Martinez Reina, para acusar al general Piro Estrella y al licenciado Rafael Estrella Ureña, quienes lo auparon al poder y luego lo apartó de su gobierno.

También los intelectuales y profesionales jugaron su papel importante sobre todo aquellos que se corrompieron por favores y conveniencias personales y familiares para servir incondicionalmente a la Tiranía. Los intelectuales trujillistas fueron unos perversos crearon una ideología basada en el culto a la personalidad de Trujillo y lo comparaban con Dios, para justificar los peores crímenes y atropellos contra la mayoría del pueblo y los opositores al Régimen, esos “intelectuales” llegaron tal lejos en su Adulonería y servilismo, que le cambiaron el nombre a la ciudad de Santo Domingo, por el de Ciudad Trujillo, en el año 1936, pero lo mismo sucedió con todas las provincias del país, las que tenían el nombre o hasta un título del dictador o de algún familiar, como si nuestro país hubiese sido una monarquía hereditaria.

Luego de ajusticiado el tirano, la noche del 30 de Mayo de 1961 por un grupo de hombres paradigmas de héroes, con una valentía de gladiadores, todos con una vida próspera, que lo dejaron todo incluyendo lo más preciado de un ser humano, su propia vida. Los males que nos legó esa maldita dictadura de Trujillo, se mantienen en toda su magnitud, vivimos en una sociedad muy desigual, donde cada vez es más amplia la brecha entre ricos y pobres, con una superestructura: las instituciones políticas, poderes del Estado, el poder social: familias ricas, propiedad, la representación del país, las grandes riquezas financieras, la incidencia en las grandes decisiones del gobierno y estado, están en manos de la oligarquía cívica y trujillista y de sus descendientes, que luego de ajusticiado físicamente el tirano heredaron el poder, abierta o solapadamente.

El tirano Rafael Trujillo Molina, creo un sistema auxiliado por los intelectuales de la época, para que respondiera a su dominio despótico, se basó en lo fundamental en el uso y abuso del poder, para enriquecerse el y sus familiares y allegados, la centralización absoluta del ejercicio del poder político, conservadora y dócil a su régimen, el uso de la Fuerza Armada y la Policía, como cuerpos privados que respondían a sus intereses políticos, personales, económicos, etc.

En lo económico disponía del erario a su antojo, aunque el país disponía de todas las formalidades con normativas, poder judicial, congreso, etc., todo se neutralizaba cuando de  por medio se trataba del interés particular del tirano. Utilizó el poder para enriquecerse junto a familiares y allegados, en bancos extranjeros tenía una fortuna para 1961, al momento de ser ajusticiado que rondaba el millón de dólares. El de Trujillo, fue un régimen de absoluta negación de las libertades públicas, de todo vestigio de oposición, la prensa era del gobierno, quién nombraba los directores y si algún medio privado no se sometía, era cerrado y sus ejecutivos eran perseguidos y apresados, cuando no, tenían que marcharse al exilio sino corrían el riesgo de ser asesinados.

Se celebraban elecciones de diputados, senadores y síndicos, para llenar formalidades, ya que el incumbente “elegido” debía firmar una carta de renuncia antes de juramentarse, además Trujillo, nombraba senadores, diputados y síndicos por decreto cada vez que se le era conveniente, era un régimen de carácter monárquico.

En el ámbito religioso, la libertad de cultos estaba muy restringida, con excepción de la iglesia católica con la cual Rafael Trujillo firmó un Concordato en el año 1954 para otorgar privilegios a ésta, privilegios que aún se mantienen. Fue uno de los puntales en que se apoyó el tirano para dominar a nuestro pueblo por 31 largos años.

En cuanto a los sindicatos y la libertad sindical, no se permitió el movimiento Obrero. En el año 1946, surgió con fuerza un movimiento de trabajadores en las centrales azucareras dirigido por el líder Mauricio Báez, en reclamo de reivindicaciones laborales y libertad sindical, siendo aplastado brutalmente con la represión policial y asesinado en Cuba en el año 1950, donde se encontraba exilado huyendo de la represión trujillista.

La represión fue despiadada y cruel durante al régimen de Trujillo, el genocidio contra los haitianos de 1937, según cálculos más de 40,000 muertos, entre mujeres, niños, niñas, hombres y ancianos. Se asesinaron Familias enteras como fue el caso de los Perozo y los Patiño de Santiago, incluyendo menores de edad. Los héroes de Constanza, Maimón y Estero Hondo, tras la expediciones de 1959, fueron ejecutados y torturados más de 200 integrantes de las mismas. En la base aérea de San Isidro, dirigida por Ramfis Trujillo, 17 adolescentes llamados Los Panfleteros de Santiago fueron  estrangulados y torturados en la cárcel de La 40, en 1960.

Los sargentos técnicos de la Fuerza Aérea de 38 fueron eliminados 35, al descubrirse una conspiración para eliminar a Trujillo en 1959, al develarse el complot del movimiento clandestino 14 de Junio, en el año 1960. Más de 200 personas fueron eliminadas, y en el mes de noviembre fueron asesinadas las hermanas Mirabal y su compañero Rufino de la Cruz. Al producirse el ajusticiamiento del Tirano Trujillo el 30 de mayo de 1961, aparte de los 9 que participaron directamente en el atentado, Ramfis Trujillo su hijo mayor, asesinó más de 200 personas, la mayoría sin ninguna relación con el acontecimiento, muchos por tener parentesco con los participantes y otros por vínculos de trabajo o de amistad con ellos.

Ese régimen despótico, aunque estaba hegemonizado por el tirano Trujillo, siempre contó con los hombres y mujeres mejor formados intelectual y profesionalmente de la década de 1930, y es bueno que las nuevas generaciones conozcan su historia de servilismo y compromiso con ese régimen nefasto, porque muchos de ellos tienen calles y avenidas que honran sus nombres, como es el caso de Rafael Vidal Martínez y Mario Fermín Cabral, Rafael Estrella Ureña, en Santiago y en Santo Domingo, Manuel de Jesús Troncoso de la Concha, Jacinto B. Peinado, Arturo Logroño, Manuel Antonio Peña Batlle, Arturo Despradel, Ramón Emilio Jiménez, Virgilio Díaz Ordoñez, Porfirio Herrera Báez, Francisco Prat Ramírez, Armando Oscar Pacheco, Rafael Paíno Pichardo, Tulio M. Cestero, Rafael F. Bonelly, Max Henríquez Ureña, Alberto Fond Bernal, Max Uribe, y otros que se lanzaron del barco al hundirse la tiranía. Así también el doctor Joaquín Balaguer, el heredero y continuador de la dictadura, el político e intelectual, que se mantuvo al lado y junto al Jefe por 31 años, y luego gobernó 22 años con un estilo neo-trujillista.

Para dejar atrás la superestructura trujillista que está representada por las instituciones e ideas que les sirvieron de soporte, se hace necesaria una permanente labor de concienciación con las generaciones presentes y futuras, oponiéndole en la teoría y la práctica los valores de una verdadera democracia participativa, con el pueblo como máximo protagonista, por una patria libre, independiente y soberana, como soñaron Duarte, Sánchez, Mella y Luperón, y tantos buenos dominicanos y dominicanas, para que su sangre derramada no haya sido en vano.   

 Es un imperativo trabajar más en nuestro país la memoria histórica para desmontar la superestructura trujillista, costumbres y prácticas sociales y políticas que aún persiste como un pesado fardo sobre la conciencia del pueblo dominicano y que motiva a muchos remanentes de ese maldito régimen a  promover el retorno de ese estado de cosas superado en lo formal, pero que en el imaginario de segmentos de nuestra población está latente. Por ahí anda un nieto de Trujillo reinvindicando el legado de su abuelo, fundamentado en las fallas y falencias del sistema democrático pos tiranía.

Se debe hacer un intento serio y persistente por crear una comisión de la verdad que se encargue de investigar y esclarecer los miles de crimenes y asesinatos que se produjeron durante la tiranía trujillista y los doce años del doctor Joaquín Balaguer, como ha sido la experiencia de los paises de Centroamérica y Suramérica, con los crímenes de lesa humanidad cometidos por las dictaduras militares en las décadas de los 60, 70 y 80 del siglo pasado. Se Puede.

*El autor es abogado y doctor en Ciencias Políticas

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