La juventud dominicana, rebelde sin causa

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Sócrates, el famoso filósofo griego que vivió entre 470 a. C. y 399 a. C., se quejaba de la juventud de la siguiente manera:

La juventud de hoy ama el lujo. Es mal educada, desprecia la autoridad, no respeta a sus mayores, y chismea mientras debería trabajar. Los jóvenes ya no se ponen de pie cuando los mayores entran al cuarto. Contradicen a sus padres, fanfarronean en la sociedad, devoran en la mesa los postres, cruzan las piernas y tiranizan a sus maestros.

Si alguien lee el párrafo sin la cita pensará que se está hablando de los jóvenes del presente y no de los de hace 2,400 años. Pero, realmente ¿la mayoría de los jóvenes de todos los tiempos y de todas las naciones ha tenido una conducta desordenada e irrespetuosa? No. Debemos recordar que el mundo ha tenido grandes episodios de heroísmo y transformación social llevados a cabo por jóvenes con grandes ideales, principios y valores.

Por poner sólo algunos ejemplos, basta recordar que Jesús de Nazaret tenía sólo treinta años cuando se convirtió en la figura central del Cristianismo y una de las más influyentes de la historia. Según Hunter (2013) Jesús cambió el paradigma del liderazgo, que muchas veces se confunde con poder, por el de servicio a los demás, como una expresión de paciencia, afabilidad, humildad, respeto, generosidad, indulgencia, honradez y compromiso.

A los veinte y nueve años de edad, el asceta, meditante, eremita y sabio Siddhārtha Gautama huyó de su palacio en plena noche, dejando atrás familia y posesiones. Se decidió a investigar el sufrimiento por su cuenta hasta hallar un método para la completa liberación (Harari, 2014). El joven llegó a la conclusión de que el sufrimiento está causado por nuestra propia mente, debido a los deseos insatisfechos. Gautama (Buda) luego fundó el Budismo.

Por su parte, Abū l-Qāsim Muḥammad ibn ‘Abd Allāh ibn ‘Abd al-Muttalib ibn Hāšim al-Qurayšī, mejor conocido como Mahoma, comenzó a predicar antes de cumplir los cuarenta, afirmando que había sido escogido por Dios, como los profetas hebreos que lo precedieron, para predicar el arrepentimiento, la sumisión a Dios y la venida del día del juicio. Esto le fue acercando seguidores, para luego fundar el Islam, una de las religiones más numerosas.

Otro gran ejemplo, lo constituye el militar y político Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios Ponte y Blanco (Simón Bolívar), quien a los treinta años de edad le fue concedido el título honorífico de Libertador por el Cabildo de Mérida en Venezuela, por su contribución a inspirar y concretar de manera decisiva la independencia de las actuales Bolivia, Colombia, Ecuador, Panamá,​ Perú y Venezuela del Imperio español.

A nivel local, encontramos el extraordinario caso de Juan Pablo Duarte, quien al fundar la Trinitaria tenía apenas veinte y cinco años. La Trinitaria fue una organización paramilitar clandestina creada para luchar contra la ocupación haitiana de la parte este de la isla de Santo Domingo y que posteriormente logró la independencia de República Dominicana. También siendo muy joven, Duarte fundó la Filantrópica y la Dramática.

El abogado, escritor, orador y político francés Maximilien François Marie Isidore de Robespierre con treinta y un años se convirtió en el líder más conocido de la Revolución Francesa, que inició en 1789 y que acabó con el antiguo régimen de monarquías absolutistas y corruptas en Europa, promoviendo la transformación social más grande todos los tiempos. Robespierre​ fue apodado “el Incorruptible” por su liderazgo e integridad moral.

Como los antes mencionados, en la historia de la humanidad podemos encontrar muchos, muchísimos jóvenes que han utilizado su energía y su espíritu de rebeldía para el bien común. Pero ¿Qué pasa con una gran masa de jóvenes de muchos países y especialmente de República Dominicana que llevan una vida caótica sin sueños ni aspiraciones? Una vida de anomia, holgazanería, violencia, delincuencia, drogas y otros vicios.

En palabras del padre del psicoanálisis y uno de los más grandes estudiosos de la conducta humana, Sigmund Freud, la conducta humana se haya motivada por una serie de factores llamados “series complementarias”, que abarcan: la genética y la herencia; experiencias infantiles; efectos; disposición actual; y, factores desencadenantes. El método freudiano se basa en el análisis de los conflictos inconscientes durante la niñez.

Esta teoría sostiene que los impulsos instintivos que son reprimidos por la conciencia permanecen en el inconsciente y afectan al sujeto. El inconsciente no es observable por el paciente. Freud también habla de los mecanismos de defensa y los describe como técnicas del inconsciente encargadas de minimizar las consecuencias de eventos demasiado intensos. De esta manera el individuo es capaz de funcionar con normalidad.

Los mecanismos de defensa son modos incorrectos de resolver el conflicto psicológico y pueden dar lugar a trastornos en la mente, la conducta, y en los casos más extremos a la somatización del conflicto psicológico y las disfunciones físicas que lo expresan (García-Allen, 2020). Es por esta razón que nos encontramos con una cantidad importante de jóvenes que comenten actos muy violentos o crímenes atroces y luego actúan como si nada.

Para concluir, de los factores anteriormente mencionados, resaltamos la genética y la herencia, por lo que entendemos necesario realizar estudios e investigaciones por parte de psicólogos y siquiatras en cuanto a la gran cantidad de niños que podrían necesitar tratamiento especializado por ser hijos de padres con alguna desviación conocida de la conducta. Niños y niñas incluso víctimas de abandono, tratos crueles, incesto y/o mendicidad ajena.

En cuanto a las experiencias infantiles, debemos recordar que el país está entre los de peor educación y mayor índice de violencia intrafamiliar y de género. Siendo además el tercero de la región en embarazos de adolescentes, lo que, en opinión de Galtung (1990), se constituye en sí mismo en una manifestación de violencia estructural. En ese orden, la Asociación de Psicólogos Norteamericanos (APA por sus siglas en inglés) ha afirmado sostenidamente que una crianza con violencia produce adultos violentos.

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