Uso de las Tecnologías de Información y Comunicación (TICs) y las Redes Sociales en el aprendizaje

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Actualmente, muchos países debaten las opciones de suspender el próximo año escolar o convertir los sistemas educativos en 100% digitales (también llamados virtuales o en línea) por el COVID-19. La realidad es que el cambio a la virtualización total de los procesos de aprendizaje implica una revolución tan drástica como la agrícola hace 9,000 años o la industrial del siglo XVIII. Además, hay que tomar en cuenta cómo las personas aprenden y los diferentes roles de la memoria en el proceso de aprendizaje. Muchas personas piensan que todos aprendemos de la misma manera y que la memoria tiene la misma respuesta sin importar el estímulo y eso es falso.

Existen cuatro principios de aprendizaje: 1) el aprendizaje es activo; 2) el aprendizaje se basa en el conocimiento previo y requiere reflexión; 3) el aprendizaje es social; y, 4) el aprendizaje es personal. También, existen cuatro teorías de aprendizaje: conductismo, cognitivismo, constructivismo y conectivismo (Bates, 2015).

Resulta interesante que el principio de que “el aprendizaje es personal” tiene un enfoque combinado entre la teoría constructivista y la conectivista. No obstante, según el conectivismo, “el objetivo no es la transferencia del conocimiento sino la conexión y la contribución a los nodos que conforman la red” (Blackboard). Hoy más que nunca, debido a la pandemia, esto es una imperiosa necesidad que se facilita con la incorporación de las TICs y redes sociales a los procesos de enseñanza-aprendizaje, “aunque estos son dos procesos perfectamente separables” (Rodriguez Hernández & Avella Forero, 2012). 

Los maestros del siglo XXI deben convertirse en docentes digitales. Pero no sólo los docentes, sino que también deben “digitalizarse” las personas que crean los cursos, tutores, diseñadores instruccionales, desarrolladores de cursos y otras funciones de apoyo. Así mismo, es necesario entender el concepto de eLearning, que es: utilizar Internet y otras tecnologías digitales para educar a las personas sin límites geográficos. Hay que agregar: horarios flexibles y con mayor alcance de público estudiantil, ya que al aprendizaje digital pueden acceder personas con ciertos tipos de discapacidad, que les impiden acceder a la enseñanza tradicional.

Dado que fue a penas a finales de la década de 1990, cuando se desarrollaron Sistemas de Administración del Aprendizaje (LMS por sus siglas en inglés), es muy pronto para establecer todo su potencial y cómo ha demostrado la tecnología y sus cambios -muchas veces exponenciales y otras veces disruptivos- estos sistemas están llamados a revolucionar la educación, que a decir de muchos autores ha estado estancada, al menos en cuanto a la metodología y uso de tecnologías innovadoras, por más de medio siglo.  

Otro salto se ha registrado desde el año 2011 con avances como la nube “que permite ofrecer servicios de computación a través  de  Internet  sin  necesidad  de  tener  instalados  servicios  en  su  propio  computador, únicamente accediendo a la Internet” (Rodriguez Hernández & Avella Forero, 2012) , la computación en tabletas, el aprendizaje a través de redes sociales, el avance en la analítica del aprendizaje, y los Cursos Abiertos y Masivos en Línea (Massive Online Open Courses, MOOC).

La comunidad educativa hace un gran esfuerzo para promover el aprendizaje centrado en los alumnos, pero este solamente se logra si se incluye a los propios alumnos en la planificación, implementación y evaluación práctica de las oportunidades de aprendizaje, sea este aprendizaje tradicional (fijo) o móvil. El aprendizaje móvil es el que se define como “el uso de tecnología móvil, ya sea sola o en combinación con otra tecnología de información y comunicación para hacer posible el aprendizaje en cualquier momento y lugar” (Blackboard).

En cuanto al aspecto didáctico, también es importante comprender y aplicar el concepto de aula virtual: un espacio en línea que permite que los participantes se comuniquen entre sí, vean presentaciones o videos, interactúen con otros participantes y trabajen con recursos en grupos de trabajo. Ya que anteriormente pensaba que aula virtual era solo una herramienta o programa para hacer y corregir actividades.

Los roles y responsabilidades de los docentes son diversos y muy importantes, no sólo para el mundo académico, sino también para la sociedad en general, ya que estas responsabilidades son de índole pedagógica, de índole social, de índole gerencial y de índole técnica. Especial atención merecen dos de las responsabilidades gerenciales: captar la atención de los alumnos de manera eficiente -para esto es crucial el uso de las redes sociales en la educación por el alto interés que concitan en los estudiantes jóvenes- y demostrar liderazgo.

En un entorno virtual es necesario diferenciar entre cursos digitales sincrónicos (tienen un docente que los imparte y la clase se reúne a una hora específica por medio de un enlace al curso en línea designado) y uno asincrónico (no hay ninguna hora de reunión programada y los alumnos y el docente se comunican en un sitio en línea específico). En esta parte cabe resaltar el concepto de aula invertida, en la cual se utiliza la modalidad en línea para la instrucción y el tiempo de aula virtual para las actividades prácticas.

En un curso en línea los alumnos deben poder interactuar con su docente y con sus pares: leyendo materiales y viendo presentaciones, realizando tareas y pruebas, participando en foros y espacios de debate, redactando diarios y wikis, asistiendo a conferencias web y video conferencias, compartiendo archivos y escribiendo en blogs, entre otras. No obstante los medios, la comunicación debe ser clara y la colaboración entre los actores debe ayudar a mitigar la sensación de aislamiento; para esto se cuenta con una gama de recursos, como anuncios, contratos de aprendizaje, mensajes y correos electrónicos, foros y debates, aulas virtuales y conferencias web.

Casi sin excepción, el aprendizaje en línea debe ser colaborativo. El aprendizaje colaborativo “es una filosofía de enseñanza y aprendizaje que requiere que los alumnos trabajen en conjunto y en forma activa con el fin de adquirir conocimientos, resolver problemas o crear algo nuevo” (Blackboard). Ese tipo de aprendizaje puede darse tanto en aulas presenciales, aulas virtuales sincrónicas o en línea haciendo uso de las redes sociales. Sin embargo, para que se pueda hablar de aprendizaje colaborativo es imprescindible que se formen grupos entre los alumnos, los cuales pueden ser espontáneos o creados por el docente.

Es de suma importancia brindar asistencia al alumno en línea para que tenga éxito. En ese sentido,un docente del siglo XXI debe estar preparado para desarrollar cualidades como compromiso, visibilidad, accesibilidad y respuesta inmediata. Además, debe ocuparse de documentar las comunicaciones entre él y sus alumnos. Mientras que, tanto alumnos como docentes, deben contar con sus propios equipos actualizados, internet de buena calidad y energía eléctrica permanente, así como una interfaz (LMS) poderosa que permita las mayores usabilidad y accesibilidad.

A pesar de que muchas veces usabilidad y accesibilidad son confundidos como sinónimos, “se llama usabilidad al proceso de acceder a un sistema de software con facilidad y eficiencia, y accesibilidades garantizar que todos los usuarios puedan acceder al sistema” (Bates, 2015). En ese sentido, existe un diseño que aumenta el grado de accesibilidad a productos y lugares: Universal Design for Learning (UDL). Este diseño además proporciona diferentes medios de representación, acción, expresión y participación.

Por último, quisiera resaltar la importancia de la retención de los alumnos y de la calidad de la educación en línea. La primera se logra si se pueden asegurar tres factores que se han estudiado y demostrado que influyen positivamente sobre la retención de los alumnos: 1) el nivel de comodidad del alumno con la tecnología; 2) un docente que genere confianza en el aula virtual; y, 3) una situación en la que las consideraciones relacionadas con la seguridad sustenten experiencias con alto grado de interacción.

La segunda, la calidad, condición sine qua non para cualquier sistema educativo, en el caso digital puede medirse con cuatro factores determinantes:

  1. la interfaz del curso está bien organizada y es fácil de navegar;
  2. la claridad en los objetivos del aprendizaje y los estándares de desempeño;
  3. la solidez y diversidad de la interacción interpersonal (entre los estudiantes y entre los estudiantes y el instructor);
  4. un uso efectivo de la tecnología (Jaggars y Xu, 2013).

 

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